Anticristo: El particular descenso
al infierno de Lars Von Trier
Nature is
Evil’s church
La maldad ha sido representada en el séptimo arte
mediante diversas y espeluznantes formas: posesiones infernales (El
exorcista, La profecÃa, La semilla del diablo), psicópatas
atormentados por oscuros traumas (Psicosis), infantes receptáculos de
miedos atávicos (The Ring), seres de ultratumba ávidos de vÃsceras y
sangre (La noche de los muertos vivientes, Drácula), etc.; pero
nunca la maldad habÃa sido depurada hasta su mÃnima expresión, nunca el
espectador se habÃa enfrontado cara a cara al acto más puro de maldad jamás
concebido; ese es el milagro que ha conseguido Lars Von Trier. La boca del
infierno abre sus fauces para el cineasta danés que no duda en descender,
arrastrando tras de sà a todos sus incautos seguidores…
Todo en esta pelÃcula es especial, empezando por las
circunstancias que rodearon la génesis del proyecto. Esta nueva andadura
creativa se inició cuando el director se encontraba sumido en una profunda
depresión, situación que le enfrontó al miedo más atroz que puede experimentar
un artista que se nutre de su creatividad: su hasta entonces fértil imaginación
y hipercreatividad estaban agonizando; como él mismo ha declarado en la entrevista
que concedió a Knud Romer, que trabajó con él en Los Idiotas:
“ya todo me daba igual, el rodar Antichrist fue un proceso terapéutico en el
que querÃa demostrarme a mi mismo que podÃa volver a explicar historias y a
dirigir”. ¡Y vaya si ha podido!
Antes de proseguir debo alertar a los lectores
que todavÃa no hayan visionado esta pelÃcula que se detengan ya que a lo
largo del artÃculo desvelaré puntos clave de la trama. La
pretensión de este artÃculo es analizar e intentar comprender el vasto imaginario
y microcosmos que encierra el filme y para ello se debe proceder a una
disección pormenorizada del mismo.
Como Strindberg, que entró en una profunda
crisis existencial que le situó al borde de la locura y gracias a la cual
surgió Inferno (1897), una de las lecturas que junto con Anticristo de
Nietzsche más han influido al director danés en este proyecto. Él mismo
confiesa en la entrevista concedida a Knud Romer que Anticristo de
Nietzsche “es mi libro de cabecera desde los 12 años”.
La
enajenación no supone para Strindberg una ofuscación en sus facultades
creadoras, sino que en él se manifiesta como una forma exclusiva de relacionar
ideas y crear, asà espoleó también la depresión a Lars en el desafÃo creativo
que cristalizó en este provocador filme. El argumento de la novela explora el
mismo territorio incógnito y aterrador que la cinta del creador del movimiento
Dogma: el ciclo permanente del sufrimiento y la penitencia. En el caso de
Antichrist, la penitencia se transfigura en liberación, la liberación del
personaje femenino que da rienda suelta a su obsesión por la inflicción del
dolor, tanto a los demás como a ella misma; para renacer en una especie de
supermujer desatada en la ferocidad de sus impulsos y sus instintos, poseÃda
por el espÃritu maligno de su propia naturaleza, la femenina; ya que ha
interiorizado el discurso misógino de toda la tradición derivada del
cristianismo y la visión de Eva como portadora del pecado original, la
carnalidad y la desviación sexual que alimenta al maligno y corrompe al hombre.
Pero vayamos poco a poco o corremos el serio riesgo de
perdernos en esta amalgama de influencias e imaginerÃas varias. Yo la primera
Empecemos con la sinopsis: “Una pareja sumida en el
dolor se retira a una cabaña perdida en medio del bosque, llamada “Edén”, con
la esperanza de que el contacto con la naturaleza cure sus corazones rotos y su
tambaleante matrimonio. Pero la naturaleza sigue su curso y las cosas no van
como hubieran deseado”. (Sinopsis facilitada por Golem distribución).
El filme está dividido en varias partes/actos
situándolo en una estructura cercana a la literatura o a la dramaturgia.
Arranca con una serie de secuencias en blanco y negro deliberadamente
ralentizadas en las que Lars nos plantea una vida marital y familiar idÃlica:
una pareja disfruta de unas relaciones sexuales apasionadas que se contraponen
a un hermoso niño rubio, sin duda fruto de este amor tan espléndido. Pero este
entorno apacible se quebrará con un fatÃdico suceso: el hijo de la pareja se
precipitará por una ventana de la casa aparentemente debido al descuido de
ambos y morirá. Como se arruinó el orden idÃlico del jardÃn del Edén cuando Eva
comió del árbol prohibido y desató al Maligno.
Este
horroroso hecho es el punto de inflexión, la anécdota de la que se sirve el
cineasta para desarrollar su análisis sobre el dolor, el sufrimiento y la
maldad. El blanco y negro desaparece para dar paso al color (la naturaleza es
una explosión de color, de sensualidad y sobretodo de pulsiones
incontrolables); será la Naturaleza el sÃmil perfecto para hablarnos del
proceso por el que atravesará la protagonista de la historia (un auténtico
descenso a lo más oscuro, obsceno e indomable que se esconde en la naturaleza
humana). El Bosco captó como nadie la sensualidad y el magnetismo de la
naturaleza y también como nadie supo retratar la depravación de la naturaleza
humana. En esta, una de sus obras más conocidas, El jardÃn de las delicias,
observamos una infinidad de cuerpos desnudos practicando actos lascivos
poseÃdos por el espÃritu dionisiaco, el espÃritu del exceso, de los instintos,
de las pulsiones y el sexo como catarsis, el éxtasis mayúsculo de todos ellos.
En Antichrist serán varias las escenas de sexo de las que seremos testigos, ya
que Ella utilizará el contacto carnal con su marido e incluso con ella misma
para calmar su dolor y a la vez para seguir su transformación, embriagándose de
la libertad de dar rienda suelta a su naturaleza. De todas las secuencias de
sexo explÃcito que aparecen a lo largo del metraje cabe destacar la que ha sido
escogida para la campaña publicitaria como icono del filme: el coito que la
pareja realiza en la base de un árbol anciano, de caprichosas y sinuosas formas
que alberga en su carne decenas de figuras humanas retorciéndose al ritmo del deleite
sexual de los protagonistas. Este árbol es la alegorÃa de la fuerza de la
naturaleza, el sÃmbolo del árbol prohibido del jardÃn del Edén, porque su fruto
condena al ser humano a vivir sumido en el dolor. Y ¿Cuál es el fruto que
tentará a Ella, la particular Eva forjada por la imaginación del realizador?,
¿Cuál la semilla que generará su metamorfosis, su transformación? La respuesta
la hallamos en su tesis sobre las torturas infligidas a mujeres que llegará a
obsesionarla hasta tal punto que su pequeño e indefenso hijo padecerá la
primera incursión en el campo de la inflicción del dolor. Será la primera
vÃctima de su “locura”.
Pero no cometamos el error de conformarnos con el maniqueÃsmo
de: locura=malo y razón=bueno. Analicemos a los dos personajes, sus actos y
objetivos en términos nietzscheanos como creo debemos hacerlo, pues Anticristo
es el nombre que Lars decidió darle a su historia.
Los personajes de Él y Ella son antitéticos y generan
un binomio que le sirve al director danés para desarrollar su discurso sobre el
dolor, el sufrimiento, el miedo y la maldad.
Ella: Representa la visión trágica o dionisÃaca
nietzscheana: los instintos y la fuerza de la naturaleza desatada. En cierta
manera es la supramujer ó supermujer nietzscheana ya que abraza sus
impulsos y abandona y destruye los sÃmbolos que apoyaban el rol de la mujer que
no querÃa ser (su marido y su hijo). Nietzsche mató a Dios para liberarse de la
carga de la moral que oprimÃa a su verdadero yo y con ello nació el
Superhombre, libre para crear sus propios valores. Ella querrá matar a Él ya
que es el sÃmbolo de todo lo que odia.
En parte es vengadora de todas las mujeres torturadas
por la Razón, acusadas de brujerÃa, de herejÃa, adulterio y mil y un crÃmenes
más por ser diferentes o simplemente habiendo cometido el terrible pecado de
formar parte del género equivocado, ya que aplica a su hombre, Él, que
representa de forma genérica a todo el género masculino, las torturas que
durante siglos soportó el género femenino.
Él: Representa la visión apolinia nietzscheana: la razón,
el equilibrio, el regirse por unos valores que no le son propios, que le
alienan; en este caso los de la psicologÃa que le deshumanizan completamente.
Es el amante y abnegado esposo que desea ayudar a su
mujer a superar el dolor causado por la pérdida del hijo de ambos. Es terapeuta
y se servirá de varias técnicas para evitar que su mujer pierda el juicio. A
priori y por el planteamiento que el mismo Lars le da a este personaje en la
pelÃcula podrÃamos pensar que éste es la parte positiva del binomio: él intenta
salvar a su mujer, es la vÃctima de las torturas y además descubre que su mujer
también torturaba a su hijo y que planeó su muerte… Pero debemos escarbar un
poco en esta superficie ya que el director también pretende alertarnos de la
peligrosidad que subyace tras la apacible máscara de la Razón; la Razón ha
creado quizá más monstruos que la mismÃsima Locura. El famoso grabado de
Goya El sueño del la Razón produce monstruos ya nos advertÃa de este
peligro.
Lars comenta
en la entrevista con Knud Romer que “los personajes masculinos de mis
pelÃculas suelen ser unos idiotas que no entienden nada. En Anticristo también.
Y claro, todo se jode”.
El “razonable” marido no exterioriza el dolor, no
consuela a su mujer sino que la somete a una “auténtica tortura terapéutica”
empujándola a afrontar sus miedos más atroces.
Y yo os pregunto: ¿quién es el sádico, el que se
esconde bajo todo un sistema de valores socialmente aceptado (la psicologÃa
cognitiva, que puede llegar a ser muy cruel en sus planteamientos) o la que
desea explorar la fascinación que le despierta el sufrimiento y el dolor?
La “Locura” que experimenta Ella atraviesa por tres
estadios: Tristeza, Dolor y Caos. Estas etapas reciben el nombre de unos
personajes legendarios que cuenta la tradición que aparecÃan antes de que se
produjera una gran desgracia: los tres mendigos. Casualmente Ella tiene tres
figuras representativas de estos seres delante de la ventana por la que caerá
el desdichado hijo de la pareja. El realizador utiliza al personaje de Ella
para materializar su propia depresión, analizarla, darle una cara para poder
enfrontarse a ella y finalmente derrotarla, aunque como cuenta Knud Romer,
Lars Von Trier tiene un rótulo colgado en la puerta del estudio de su casa en
el que aparece la siguiente frase: “reina el Caos”, el Caos es el
último y más feroz estadio por el que atraviesa la mujer, es terrible, ya que
en él intenta matar a su esposo pero a la vez es en el que se siente más viva,
más fiel a sà misma, etc.
Para concluir quisiera comentar que las escenas de la
auto ablación (auto mutilación de los genitales femeninos) y eyaculación de
sangre no son y repito, no son gratuitas ni reflejo de una mente calenturienta
y morbosa, como estoy harta de oÃr constantemente. Esas son imágenes que aluden
a un discurso mayor, a todo un conjunto de ideas que generan sentido… El morbo
como no me cansaré de decir existe en el ojo de quien lo ve, no del artista que
simplemente explora nuevos mecanismos y estrategias creativas. Por desgracia en
la misma sala de cine tuve que soportar comentarios insultantes sobre lo
depravado que es el director, sobre como se le habÃa ido la olla, lo asqueroso
que es, etc. Simplemente quisiera dar un consejo al público que acude a las
salas: no vayáis al cine sin saber a lo que os vais a enfrentar y no critiquéis
aquello que no entendéis.
Para finalizar este artÃculo comentaré algunas
pelÃculas de las que podéis disfrutar todos aquellos que habéis disfrutado con
Antichrist.
En Repulsión de Roman Polanski
encontramos la historia de una chica, interpretada por una jovencÃsima y
bellÃsima Catherine Deneuve, que sufre un deterioro psÃquico debido a
una terrible obsesión originada por un oscuro y turbulento secreto familiar.
Como en Antichrist, el espacio donde se desarrolla la acción escogido por el
director se convierte en un personaje más que manifiesta a través de sus
transformaciones aquello que acontece a nivel emocional de los protagonistas.
Polanski relata el proceso de aislamiento y enajenación del personaje mediante
las paredes opresivas de un piso que se irán agrietando y decayendo como lo
hará la frágil psique de la protagonista. El filme es terriblemente
claustrofóbico e inquietante ya que el espectador asiste al derrumbe emocional
de un ser humano completamente incapaz de pedir ayuda. El cineasta juega de
manera soberbia con todos los elementos a su alcance para cargar de dramatismo
el proceso de decadencia de la joven: la música, las sombras, planos cerrados
de un ya de por sà minúsculo espacio narrativo, las grietas que destruyen las
paredes, primerÃsimos planos de los ojos de la protagonista; pero la metáfora
más tremebunda es la putrefacción de un conejo que la protagonista sacará del
refrigerador pero que nunca cocinará…
En Persona
de Ingmar Bergman encontramos otro filme “gemelo” de Antichrist. El
genio sueco nos relata la historia de una actriz que padece una repentina
pérdida de la capacidad de hablar. Su médico decide enviarla a una villa al
lado del mar con su enfermera llamada Alma para que recobre fuerzas (como la
pareja que se retira a Edén para intentar sanar sus heridas). Las dos mujeres
establecerán una relación fantástica, pero poco a poco su idÃlica relación
empezará a emponzoñarse…
Persona no sólo se asemeja a Antichrist en la trama, Bergman
realiza al igual que Lars una búsqueda incansable de medios
expresivos para capturar el reverso más oscuro de la naturaleza humana, la
fascinación por el sufrimiento, el magnetismo de los instintos más depravados y
básicos. Las dos pelÃculas rebosan de una belleza visual y un compendio de
imágenes tan hipnóticas que el espectador queda embelesado atónito frente a la
capacidad de los dos maestros de crear universos tan ricos en simbolismo y a la
vez tan repletos de lecturas y significados. Sin duda ambas joyas del celuloide
pueden entroncarse con la tradición simbolista y surrealista de realizadores
como LuÃs Buñuel que marcó un hito en la historia del cine con su Perro
Andaluz.
Bergman
declaró en su libro Imágenes (1990) a propósito de esta pelÃcula: “he
rozado esos secretos sin palabras que sólo la cinematografÃa es capaz de sacar
a la luz… Tengo la sensación de que en Persona he llegado al lÃmite de
mis posibilidades”.
Otra
pelÃcula que encierra cierto parentesco a nivel temático es Els sense nom de
Jaume Balagueró. En este filme el afamado director catalán pretende
responder al siguiente dilema: ¿Cuál es el acto más malvado posible? , ¿Aquel a
raÃz del cual se genere el dolor más insoportable que jamás cualquier persona
haya experimentado? La historia gira en torno a una madre que sobrevive a la
pérdida de su única hija, pero todo cambiará cuando reciba una llamada donde su
interlocutora la llama mamá…
Otra gran obra
del séptimo arte que podemos considerar “hermana” de Antichrist es Dies Irae
de Carl Theodor Dreyer, obra maestra que nos relata el inconformismo
y la lucha de una mujer por ser feliz a pesar de ser señalada por su entorno
como vástaga del demonio. Esta bella y joven mujer está casada con un sacerdote
protestante en pleno apogeo dogmático de esta religión, que además le dobla la
edad. Además malvive relegada a las tareas domésticas y siempre bajo la atenta
y escrutadora mirada de su suegra que sospecha que este tipo de vida no la hace
feliz.
Todo transcurre con normalidad hasta que el joven y
hermoso hijo del sacerdote se instala un verano en la casa familiar. La llegada
de su “hijastro” supondrá un cataclismo en la vida de la joven, los dos jóvenes
no podrán evitar enamorarse. El adulterio será descubierto y con él la joven
será juzgada y estigmatizada como una ramera del diablo, por sucumbir a sus
instintos más bajos, traicionar a su marido y sobretodo corromper con las
delicias de la carne a un joven incauto.
Nada más, hasta aquà mi análisis, subjetivo y
personal; seguramente muy distinto del que habréis realizado todos vosotros. No
dudéis en compartirlo conmigo, la verdad es que me interesa muchÃsimo conocer
las impresiones que esta masterpiece ha causado en el público.
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